Acerca de la donación
de órganos
Anoche me pasó algo súper
emocionante. Una de esas cosas que hacen
valer la pena tener facebook, postear "pavaditas" (son las que hacen
que los alumnos me lean "para ver qué puso la Taylor") y de vez en
cuando algo importante, como para justificar tanta tontería juguetona.
Resulta que faltaban unos 10 ó 15
minutos para terminar la clase en 2º B del Profesorado de Educación Primaria, y
una alumna me pidió si podía preguntar algo que nada tenía que ver con la clase
ni la materia. Me sorprendió, porque ninguno de mis alumnos suele ser tan
"considerado": siempre preguntan cosas que no tienen que ver ni con
la clase ni con la materia (claro que también preguntan sobre eso… pero no
siempre). Más me sorprendió ver las vueltas que daban (eran en realidad varias
quienes querían preguntar) hasta que se animaron y me pidieron que explicara
cómo era "eso de donar órganos". Y dio para hablar de un montón de
cuestiones, de derribar mitos urbanos con los que se suele aterrorizar a la
gente y operan en contra de la donación, para aclarar cuáles son las
condiciones en que se puede realizar la ablación, escuchar a compañeros que
experimentaron en su familia la donación y gracias a ella tienen a sus seres
queridos. Conversamos acerca de lo difícil que es la decisión para la familia,
por lo que también es un acto de amor relevarlos de tener que tomar esa
decisión, y manifestar nosotros mismos qué queremos hacer al respecto. Pero
sobre todo se creó un clima de emoción y amorosidad. También hubo un poco de
humor negro (ya me conocen): no me privé de bromear con que quizás un hijo de
ellos en el futuro estudie Medicina y les describa sus prácticas sobre un cuerpo
que quizás reconozcan como el mío.
Antes de irme, espontáneamente
(por eso no fue a todos) les dije a quienes iniciaron la charla que quería
mostrarles algo: les mostré el papelito que certifica mi voluntad de donación
para transplante o para investigación, que llevo siempre encima. Y les dije
que, si me va a "pisar" un camión, al menos quiero que de la
desgracia (mía) salga algo bueno (para otros).
Un beso grande a mis alumnos de
2º B de Primaria, anoche hicieron que valga especialmente la pena mi tarea.
Viviana Taylor
31 de mayo, 2012
P.D.: También los quiero a todos
los demás, no se pongan celositos... pero bue, anoche me pasó eso con ellos.